El coito interrumpido, comúnmente denominado coitus interruptus (su nombre en latín), o marcha atrás, o retirada, es una de las técnicas anticonceptivas naturales más frecuentes durante el sexo, pero una de las que menos se estudian en el ámbito académico, con decir que apenas y se encuentra información de él en los libros de sexualidad y artículos publicados en internet.






Los libros de sexualidad suelen dedicarle
pequeñísimas secciones al coitus interruptus


Según James McCary (1996), esta práctica anticonceptiva es una de las más antiguas, aunque lo poco que sabemos de ella y su antigüedad lo podemos conocer de la Biblia, ya que en Génesis 38 se cuenta la historia de Onán, quien al no estar dispuesto a dar descendientes a la mujer de su hermano “desperdiciaba su semen derramándolo en el suelo”. Por mucho tiempo, e incluso hasta ahora, se malinterpretó el acto de Onán como masturbación, pero gracias a las aclaraciones de los expertos, entre ellos el polígrafo peruano Marco Aurelio Denegri, hoy sabemos que lo que realmente hizo Onán fue un coito interrumpido.

Pero, ¿en qué consiste el coitus interruptus? Esta práctica anticonceptiva sugiere que el varón retire el pene de la vagina antes de eyacular, con lo cual evitaría que el semen sea depositado en el interior de la vagina y los espermatozoides tengan contacto con el óvulo de la mujer; por lo tanto, dicha acción evitaría los embarazos no deseados.

Sin embargo, algunos estudios le atribuyen poca efectividad. Según Masters, Johnson y Kolodny (1987), “El porcentaje de fallos oscila entre el 20 y el 25 por 100.” Y las últimas estimaciones al respecto reafirman tal estadística. En otras palabras, siguiendo estos datos, de cien parejas que practiquen la marcha atrás, veinte o veinticinco recibirán noticias de embarazo. No obstante, nuevas investigaciones niegan estos resultados, aunque aclaran que el coitus interruptus tendrá probabilidades de fracasar si el varón no es consciente de sus respuestas sexuales. Es decir, si el varón no sabe exactamente en qué momento se producirá la eyaculación o no tiene autocontrol sobre el mismo, el método será completamente ineficaz y se necesitará de otro método anticonceptivo (la pastilla del día siguiente, por ejemplo) para evitar la unión del espermatozoide con el óvulo.

Si bien puede parecer una práctica poco común,
la verdad es que son muchos los que alguna vez
se valieron del coitus interruptus
para prevenir un embarazo no deseado.


Es sobre todo por esta razón que el coitus interruptus no es recomendado por ningún personal de salud. Pero, a decir verdad, muchos adolescentes y adultos prefieren utilizar dicho método a no utilizar nada. Y como la tasa de fallo es mínima, lo único que podríamos aconsejar en consecuencia es que el varón eduque su cuerpo y conozca su respuesta sexual, especialmente la eyaculación, puesto que de esto dependerá la eficacia del método.

¿Y cómo puede uno educar su respuesta eyaculatoria? Pues como en todo: con práctica. Se recomienda que el varón se masturbe y cuando esté a punto de eyacular trate de retrasarla lo más que pueda. El mismo ejercicio podría realizarlo al retener la orina unos segundos. Esto, a la larga, tiene resultados positivos en el varón y en el coito en sí. En el primer caso, el varón no solo controlará la expulsión del semen, sino que también será capaz de reconocer lo que se denomina “el punto de no retorno”, o sea, el momento en el que nada evitará la eyaculación. Sabemos que esta sensación dura entre dos y tres segundos previos a la polución, tiempo suficiente para retirar el pene de la vagina. En el segundo caso, educar la respuesta eyaculatoria, permitirá que la mujer disfrute mejor del sexo, ya que los ejercicios anteriormente mencionados suelen brindar al varón mayor duración sexual, con lo que la mujer podrá llegar al orgasmo al mismo tiempo que su pareja o incluso antes.

¿Y qué pasa con el líquido pre seminal?

Muchos hombres que estamos atentos a nuestra conducta sexual sabemos que mucho antes de la eyaculación, de nuestro pene se expulsa un líquido blanquecino, casi transparente, y cuando investigamos nos enteramos que a ese líquido se le denomina líquido pre seminal o preeyaculatorio, es decir, un líquido que precede, antecede o anticipa la eyaculación.

En 1966, dos investigadores muy importantes de la sexualidad humana, William Masters y Virginia Johnson, refirieron haber visto en este líquido la presencia de espermatozoides móviles, y en 1987 volvieron a hacerlo en su libro La sexualidad humana. En este último aseguran lo siguiente: “puesto que el esperma del fluido pre-eyaculatorio que segrega el pene bastante antes de la eyaculación (o sin eyaculación posterior) está vivo, el método del coitus interruptus es, en el mejor de los casos, muy azaroso.” No obstante, como observan Fernando Vásquez y sus colaboradores (2016), Masters y Johnson nunca “sustentaron esta aseveración con algún estudio.” Aun así, esto no fue obstáculo para que la opinión pública tomara como dogma la idea de que el líquido seminal portaba espermatozoides y embarazaba a la mujer. De ser así, el coitus interruptus tendría que ser considerado un método ineficaz al cien por ciento, puesto que ni sacar el pene antes de la eyaculación garantizaría la anticoncepción.

Sin embargo, ahora este dogma se ha puesto en entredicho, si bien hacen falta muchas más investigaciones para derrumbarla por completo. En el 2016, Fernando Vásquez y colaboradores, llevaron a cabo una de las investigaciones más importantes en este campo. Evaluaron las muestras del líquido preeyaculatorio y del líquido seminal de 25 varones universitarios voluntarios, entre 18 a 25 años, y descubrieron que “el líquido preeyaculatorio secretada por las glándulas de Cowper y Littre durante la estimulación sexual no contiene espermatozoides.

Entonces, si no contiene espermatozoides, ¿qué contiene el líquido preeyaculatorio y cuál es su función? El líquido pre seminal contiene enzimas y mucosidad que se encargarán de lubricar el pene (para la penetración) y neutralizar la acidez de la uretra, a fin de facilitar el paso del semen al momento de la eyaculación. Bien sabemos que los espermatozoides mueren en un ambiente ácido, por lo que la protección del líquido preeyaculatorio es vital para su supervivencia y depósito en la vagina.

Quizá haga falta algunos datos extras para convencernos de que el líquido preeyaculatorio no puede embarazar a una mujer. Y esto tiene que ver con el momento en que se produce la segregación de este líquido y de dónde proviene.

¿En qué momento se produce la salida del líquido pre seminal? Para responder esta pregunta debemos de hacer un breve recuento de la respuesta sexual humana. Ésta se divide en cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución.

La erección es una de las expresiones físicas más claras de la excitación masculina. Los cuerpos cavernosos del pene se insuflan de sangre y la diáfisis (o cuerpo del pene) aumenta su tamaño considerablemente; de acuerdo a algunos especialistas, el tamaño del pene erguido alcanza entre los quince a veinticinco centímetros aproximadamente. James McCary y Masters & Johnson, concuerdan que en esta fase se produce también la expulsión del líquido seminal.

En la fase de meseta, los cambios en el pene se acrecientan: los testículos se elevan y se dilatan, la corona del glande aumenta de diámetro y se vuelve de color púrpura intenso, y, de acuerdo a Spencer Rathus (2005), es en esta etapa donde se produce la aparición del líquido pre seminal.

En la tercera fase, llamada de orgasmo, se produce una de las respuestas sexuales más intensas y placenteras: la eyaculación, es decir, la expulsión del líquido seminal (o semen) hacia el exterior (en el coitus interruptus) o hacia la vagina. Este líquido sí que contiene espermatozoides (de 200 a 400 millones en cada eyaculación) y es el responsable directo de los embarazos.

En la última fase, de resolución, todos estos cambios se revierten y el cuerpo del hombre regresa a su estado pre excitatorio.

Como podemos notar, si bien hay diferencias al situar el momento exacto de la expulsión del líquido preeyaculatorio, los autores concuerdan que se efectúa antes de la eyaculación, que se produce todavía en el orgasmo. Como el líquido seminal es el que contiene espermatozoides y el pre seminal no, entonces el coitus interruptus, realizado de forma apropiada como hemos mencionado líneas arriba, es efectivo.

Tomado de Rathus et. al. (2005).
En esta imagen se enumeran las diferentes fases de la respuesta sexual masculina.
Según estos investigadores, el líquido pre seminal se secreta en la fase de meseta.


¿Dónde se origina el líquido pre seminal? Hoy sabemos que este líquido se produce en las glándulas de Cowper y las glándulas de Littre. La primera le proporciona casi la totalidad de su composición, mientras que la segunda le confiere su consistencia mucosa. Una vez producida y secretada, ya sea en la excitación o meseta, dicho líquido viajará desde las glándulas de Cowper hasta la uretra, con la finalidad de limpiarla de las sustancias ácidas de la orina.

Por su lado, el semen inicia su recorrido desde mucho más atrás, desde los testículos, que producen la testosterona suficiente para el nacimiento de nuevos espermatozoides y su maduración. De aquí, pasando por el epidídimo, los conductores deferentes y la vesícula seminal (que proporcionará a los espermatozoides la energía suficiente para su recorrido), este líquido estará listo para salir por la uretra.

Recorrido del líquido pre seminal y del líquido seminal


Con esto podemos asegurar que el líquido pre eyaculatorio no debería tener en sí mismo la capacidad de embarazar a nadie. Sin embargo, existen algunas excepciones a esta regla. Veámoslas.

¿En qué condiciones el coitus interruptus y el líquido pre eyaculatorio podrían producir un embarazo?

  1. Cuando se tienen dos o más coitos seguidos. Esto significaría que el varón ha eyaculado al menos una vez y que en su uretra han quedado algunos espermatozoides, con lo que, al secretar el líquido pre seminal en el próximo coito, éste saldrá arrastrando a los gametos que quedaron en el conducto uretral.
  2. Cuando a pesar del entrenamiento no se puede controlar el impulso natural del orgasmo. Como sabemos, el acto sexual está regido por impulsos naturales y el más perentorio de todos es el de reproducirnos. Si observamos con detenimiento, veremos que en la etapa del orgasmo los varones, por instinto, hundimos el pene más profundamente en la vagina de la mujer y lo mantenemos ahí por unos segundos. Esto, obviamente, con la finalidad de depositar los espermatozoides lo más cerca posible del cérvix y que estos a su vez lleguen con mayor rapidez hacia el óvulo y lo fertilicen.

Si no somos capaces de evitar o reeducar dicha predisposición natural, entonces será mejor implementar otro método anticonceptivo.

Algunas recomendaciones para hacer del coitus interruptus una práctica segura

Si queremos que esta práctica sea efectiva debemos mantenernos al menos dos días en abstinencia, lo que implica no solo evitar tener coito con nuestra pareja, sino también descartar la masturbación. Con esto aseguramos que los espermatozoides residuales de nuestro último encuentro sexual hayan muerto, por acción del tiempo o por la acidez de la uretra al miccionar.

Otros especialistas recomiendan orinar luego del coito, puesto que así, si deseamos tener otro encuentro seguido, la urea de la orina eliminará a los espermatozoides residuales. Aunque debemos de ser sinceros y aclarar que dicho aporte solo es una recomendación casera, por lo que no podemos asegurar su eficacia.

¿El coitus interruptus puede ser gratificante?

Para algunas parejas este método anticonceptivo puede ser la única forma de evitar embarazos no deseados en lugar de dejarlo todo al azar, así que muchos lo ven como una práctica que ofrece paz mental. Sin embargo, para muchas otras suele ser una práctica engorrosa que quita todo el encanto del sexo, entre otras cosas porque tienen que estar pendientes de la inminente eyaculación, por lo que no pueden enfocarse en el disfrute de sus sensaciones. Si por algún motivo el varón orgasmea primero y se retira a tiempo, garantiza la efectividad del método, pero echa a perder el paroxismo de la mujer.

Por esa razón, si nuestro plan es que el coitus interruptus, además de ser efectivo sea satisfactorio, debemos de darle tiempo a los preliminares, espacio en que la mujer disfrutará de la excitación y la meseta y cuando se dé la penetración y sea el momento del orgasmo, ambos llegarán juntos. El varón, como Onán, disfrutará del orgasmo fuera, y la mujer dentro.

 

Si te interesa saber más sobre este tema te invito a leer los siguientes documentos:

Azaña Gutiérrez, S., & Salvador, Z. (16 de octubre de 2021). Espermatozoides en líquido preseminal: ¿hay probabilidad de embarazo? Obtenido de Reproducción Asistida ORG: https://www.reproduccionasistida.org/liquido-preseminal/

Denegri, M. A. (2015). ¿Y qué fue realmente lo que hizo Onán? En M. A. Denegri, La niña Masturbación y su madrastra Tabú (págs. 85-125). Lima: Fondo Editorial de UIGV.

Masters, W., Jhonson, V., & Kolodny, R. (1987). La sexualidad humana. Barcelona: Grijalbo.

McCARY, J. L., & McCARY, S. P. (1996). Sexualidad Humana de McCARY. México: Manual Moderno.

Rathus, S. A., Nevid, J. S., & Fichner-Rathus. (2005). La excitación y la respuesta sexual. En S. A. Rathus, J. S. Nevid, & Fichner-Rathus, Sexualidad humana (págs. 104-113). Madrid: Pearson Educación.

S.A. (s.f.). Líquido preseminal. Obtenido de Wikiwand: https://www.wikiwand.com/es/L%C3%ADquido_preseminal

Varios. (1979). Retirada. Diccionario visual del sexo. Barcelona, España: Ediciones Nauta.

Vásquez, F., Hernández, F., Escobar, A., Vásquez, D., Orozco, E., Vizcaíno, I., . . . Carmona, Z. (2016). Presencia o ausencia de espermatozoides en el líquido preeyacultaorio. Revista Internacional de Andrología, 86-88.